Folio. Como soporte y formato. Al ponerme a dibujar pensar cada hoja como la de un árbol que no conozco. Me gustaría que los dibujos se ofrecieran como extensión de vida. Horizontal, vertical. Las dos orientaciones del folio. Una u otra según el motivo o el estado de ánimo. La horizontal es dada, antes de la primera línea, el horizonte ya está ahí. La vertical tiene que ver con lo que ocurre, acción. Que en las paredes del pasillo de la galería se despliegue una retícula en estas dos direcciones y en estos dos sentidos, horizonte y acontecimiento. Amarillo sobre blanco. Sol.  Primero dibujo con amarillo sobre la hoja en blanco, es como dibujar con el sol de frente. Dibujar con sol. Después vuelvo con el lápiz sobre esa imagen latente, insistiendo en lo que sí y alterando lo que no. Así puedo afinar y dejarme caer en los detalles, esos puntos de la escena que van constituyendo la imagen a capricho, como una constelación. Contorno. Ahora tengo dos líneas para un contorno, una amarilla y otra gris. Es algo nuevo. En principio era una estrategia técnica para evitar el peso de cada trazo, pero por ahí ha entrado el sol, deshaciendo los límites y haciendo hueco a lo impensable. Y. conjunción. querría limitarme a eso. Miro una cosa y luego otra y me sitúo un poco al margen para poder ver lo que sucede. En los dibujos que aguantan la mirada, está la gracia junto a lo malogrado. Ese dibujo que no entiendo (el de la chica de las mallas), no podía aceptarlo el otro día pero tampoco podía quitarlo de la pared. Como si contuviera un esplendor oculto, a través de todas las torpezas. Un montón de errores en equilibrio. Veo ese enigma como una puerta para volver a entrar a la realidad, aunque sea un dibujo muy pequeño y muy frágil, una puerta en toda regla. Más que corregir, mover las cosas hasta que encuentren su lugar. Parón.He tenido que sentarme en el día. Después de la siesta, al ruido de cencerros de vaca, detrás de las rocas, no se le puede llamar realidad. Baja al silencio. El olor de la ortiga, el color de la ortiga, la forma de la ortiga. Instalarme en la insipidez y la indeterminación. Nadar en ese vacío regenerador. Partiendo de ahí, el movimiento, la estructura vendrán solos. Complejidad. De pronto se ha creado una estructura en la que todo tiene cabida. Miraba de frente y de lado a la vez los temas, el color, la forma, a una distancia diferente que me daba un margen de acción. Ayer no hice ningún objeto nuevo sino algo que convertía todos los dibujos en un material disponible. Herramientas para manejar la complejidad: antes de situarme en la imagen total, hacer pequeñas ordenaciones y después mover esos cúmulos de imágenes. Exposición. se extiende en horizontal y no quiere principio ni final. Avanza como el curso de un río, aunque no se sepa en qué dirección. Alegría, otra manera de decir confianza en lo que está puesto en marcha, constatar que un desorden podría ser un orden aún desconocido. Confiar en el brillo propio de la enunciación. Media hora de sol.